La Cancillería china salió este lunes a desmentir a Santiago Peña y aprovechó para meter presión por el vínculo con Taiwán. El presidente había deslizado que pese a la relación estratégica con la isla, que Beijing reclama como una "provincia rebelde", Paraguay "seguirá exportando soja" al gigante asiático.

Lin Jian, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, aseguró que las importaciones de soja desde Paraguay son nulas y le pidió a Peña ponerse del "lado correcto de la historia". "El principio de una sola China cuenta con el apoyo abrumador de la comunidad internacional y representa la tendencia del mundo", apuntó.

En un gesto a Peña, Taiwán elimina el arancel para la carne porcina paraguaya y se consolida como el primer comprador 

Si bien no hay relación oficial entre China y Paraguay, Peña dio a entender que la soja paraguaya llega al mercado chino a través de Argentina y Uruguay, países que sí tienen vínculo diplomático y comercial pleno con la segunda mayor economía mundial. Pero el régimen de Xi Jinping echó por tierra la versión de Paraguay.

El presidente Santiago Peña. 

Presidencia de la RepúblicaGentileza

"El gobierno de Paraguay debe dejar los juegos de palabras", apuntó Li, lo que revela la molestia de China por dos hechos concretos que se dieron la semana pasada. El primero fue el acuerdo firmado con Taiwán por el cual se eliminan los aranceles para las exportaciones de 17 productos paraguayos, entre ellos la carne porcina. La medida fue concretada por orden de la administración Biden tras el intento del Congreso estadounidense de frenar las compras de carne vacuna producida en Paraguay.

El otro gesto que no pasó inadvertido en Beijing fue la reciente visita a Taipéi de Gustavo Villate, ministro de Tecnologías de la Información y la Comunicación, quien defendió los "más de 66 años de amistad con el pueblo taiwanés". "Nosotros vamos a seguir apostando a este modelo democrático, a la libertad de expresión. Vamos a seguir sobre esta vía y Taiwán, para nosotros, es un amigo", dijo.

Paraguay debería reconocer la tendencia global y ponerse del lado correcto de la historia

El viaje de un alto funcionario paraguayo a la isla es, a los ojos de Xi, una contradicción con las señales que vienen dando otros miembros del gabinete de Peña. Es el caso del canciller Rubén Ramírez Lezcano, que dejó la puerta abierta a apoyar un tratado de libre comercio con China a través del Mercosur. Para Paraguay sería una forma de descomprimir la presión de los sectores exportadores, aunque no está clara la fórmula para sortear la alianza con Taiwán.

Gustavo Villate con el canciller de Taiwán, Joseph Wu.  

MITIC

A Peña le interesan los rubros de alimentos y energía, pero también el tecnológico. En su gira por España, Peña tuvo un encuentro con el jefe de Asuntos Públicos y Comunicaciones de Huawei, Wang Jiangen, y su presidente para América Latina, Zhou Danjin. Pero semanas más tarde, Villate recorrió el Instituto de Investigación de Semiconductores de Taiwán y en Beijing cayó mal ese juego a dos puntas.

Ya en septiembre, un mes después de la asunción de Peña, Carlos Fernández Valdovinos había sugerido desde EEUU que "una cosa es la relación económica y otra la relación política con Taiwán". "Estamos atados políticamente a Taiwán. Pero si la pregunta es acerca de un acuerdo económico con China, sí estamos abiertos. Si miramos los números, China es el segundo importador de Paraguay detrás de Brasil", sostuvo entonces el ministro de Economía.

Taiwán pierde otro aliado ante China y Paraguay vuelve a cotizar como un socio clave de la isla 

Pero China espera definiciones por parte de Paraguay y hay tres factores que crean impaciencia. El primero es que Peña ostenta la presidencia pro témpore del Mercosur, donde Argentina mantiene una política de provocación constante a Beijing mediante su acercamiento a Taiwán. El segundo es el posible recambio que puede darse en EEUU con la vuelta de Donald Trump, que durante su gobierno escaló en la guerra comercial con Xi. 

El canciller Rubén Ramírez Lezcano.

LPOLucas Núñez

El último factor es la pérdida de respaldo internacional de Taiwán, que enero perdió otro aliado, Nauru, un pequeño Estado insular en el Pacífico, y quedó con solo doce países que lo reconocen. Paraguay es el único en Sudamérica y uno de los dos en América Latina -Guatemala apoya a los taiwaneses, una excepción en Centroamérica-, mientras Beijing sigue expandiendo su influencia en la región.

La política exterior pragámtica del presidente, y la búsqueda de nuevos mercados para Paraguay, choca con las pretensiones de Xi, que solo está dispuesto a avanzar en un mayor intercambio con el país a cambio de que rompa con Taiwán y reconozca a la República Popular como la única China, según el principio consagrado en la ONU.