Brasil
Maduro y Milei: los extremos que perturban a Lula
Por Augusto Taglioni
El presidente de Brasil sufre dos frentes que amenazan su liderazgo regional. El hartazgo con el venezolano y el interrogante con el libertario.

Dos polos que aturden a Lula. Son polos geográficos pero sobre todo ideológicos, difícil de lidiar, indomables y problemáticos. El líder brasileño no pierde las mañas e insistirá hasta último momento para hablar, negociar y construir un acuerdo con límites y líneas rojas.

Con Maduro perdió la paciencia. Así lo reconocen dirigentes de su entorno y funcionarios que hace rato le aconsejan abandonar todas las expectativas de alcanzar niveles de normalidad. Venezuela abandonó esos parámetros hace rato y Maduro está lejos de ser el Chavez que con su estilo logró equilibrar entre al autoritarismo y la eficiencia. 

Está claro, lo dice la economía y el giro antidemocrático del régimen pero para Lula, el presidente venezolano siempre fue aquel canciller que acompañó a su amigo en medio de la ola progresista de la década pasada. 

Lula consiguió que Maduro se siente a negociar con Guyana pero las expectativas son bajas 

Conducir es persuadir, dicen los peronistas, y Lula es más peronista de lo que piensa. Tiene claro su rol y por eso su regreso al poder estuvo marcado por la recuperación del liderazgo sudamericano, la más importantes de todas las misiones de Brasil para ser hegemónico. 

Maduro y Milei: los extremos que perturban a Lula

Lula logró reunir a Maduro con sus detractores en agosto en una cumbre en Brasilia pero no ha podido desde entonces incidir en la eterna e inconclusa tarea de avanzar en la democratización de un proceso que perdió el rumbo y se piensa en clave de guerra. 

Lula sobreactuó las gestualidades con Maduro y se dejó llevar por la verborragia al decir que "había una narrativa construida" contra Venezuela, como si fue los presos políticos y las inhabilitaciones arbitrarias de candidatos fueran un cuento. Pagó el costo por eso y tomó noto. 

Conducir es persuadir, dicen los peronistas, y Lula es más peronista de lo que piensa. Tiene claro su rol y por eso su regreso al poder estuvo marcado por la recuperación del liderazgo sudamericano, la más importantes de todas las misiones de Brasil para ser hegemónico.

Ahora, como si fuera poco, el chavista decidió jugar a la guerra, anexarse el 60 por ciento del territorio de Guyana y movilizar a todos en una hipótesis de conflicto. Lula quiso resolverlo de manera personal con un enviado de confianza como mediador como Celso Amorim para evitar que el referéndum se concrete. Fracasó, y Lula estalló en colera y decidió soltarle el brazo, pero antes tiene que garantizar que no habrá una guerra al lado. Será tarea de Lula pararla, pero también de Unasur y Celac. 

Javier Milei también es un dolor de cabeza. Si Maduro es un amigo con el que alguna vez tuviste una buena relación y ahora ya no te lo bancas, el libertario argentino es el vecino ruidoso que no te bancas y no te deja dormir. Pero bueno, compartis la medianera y hay que convivir. 

Lo de Milei con Bolsonaro es para Lula y su gente una provocación de la que será dificil volver. Todo lo que incluya al bolsonarismo es una línea roja y suturar las heridas llevará tiempo. El líder del PT está dispuesto pero no tiene la certeza de lo que quiere Milei. Nadie lo sabe.

Maduro y Milei: los extremos que perturban a Lula

¿Cuál es el riesgo de Lula con Milei? La posibilidad de un bloque de resistencia en el Mercosur donde Argentina agrupe a Paraguay y Uruguay para aprovechar la parálisis e intrascendencia del bloque y abrir una etapa de presión aperturista y desregualdora. 

Lo de Milei con Bolsonaro es para Lula y su gente una provocación de la que será dificil volver. Todo lo que incluya al bolsonarismo es una línea roja y suturar las heridas llevará tiempo. El líder del PT está dispuesto pero no tiene la certeza de lo que quiere Milei. Nadie lo sabe.

En definitiva, Milei puede atentar contra el liderazgo brasileño que siempre necesitó de la conducción auxiliar de Argentina para sostener su liderazgo estratégico. Problemas que no estaban en los planes y requieren de más jugadores que permitan acercar las posiciones. 

Maduro y Milei son parte de un mismo problema para un Lula que al que no le quedan más frentes problemáticos por resolver y expone su condición de líder. Con hartazgo, enojo y rabia, tendrá que solucionarlo. 

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